Su reciente visita y un concierto insuperable...
Juan Yáñez
El pasado jueves 20 de octubre de 2011, la música fue como en otras oportunidades, una excusa para deleitar nuestro espíritu, pero aún más para disfrutar de una amistad que viene de lejos. Se escenificó en Salón Cristal del Hotel y Spa "Aguas Termales" de nuestra ciudad y fue auspiciada por la Fundación Orquesta Sinfónica del Estado Guárico, (FOSEG). Los verdaderos amigos nunca se olvidan aunque la presencia física sea postergada en el tiempo por razones propias del derrotero existencial. Gratísima sorpresa fue la presencia del maestro Marcos Rubén Carrillo, amigo de todos aquí en San Juan de los Morros y más aún de aquellos que lo conocimos en los principios de la Orquesta Sinfónica del Guárico, cuando lograra con muy poco hacer una imponente entidad musical, que se transformara en un complejo de unos intérpretes excepcionales y en nuestro máximo orgullo cultural en nuestro estado.
El maestro Carrillo nos deleitó con su presencia y su dirección orquestal. Fue un exquisito concierto, de los mejores a los que nos tiene acostumbrados. Frente a nuestros músicos desplegó un especial virtuosismo y sentimiento, inseparables valores que hacen que la música sea de todas las artes, la más expresiva. El evento apuntó en mostrar tres diferentes épocas en que se compuso música con un fin didáctico e ilustrativo.
Como bien explicara el maestro Carrillo en su presentación, sobre la importancia del conocimiento de la historia de la música, fundamentalmente para apreciarla y valorarla.
El programa tuvo en cuenta tres períodos musicales que formaron parte del quehacer artístico de las épocas en que se compusieran estas piezas. Se comenzó por el barroco, la etapa precedente al clasicismo, en que la música era una exquisitez propia de las clases altas. Se ejecutaba generalmente en pequeños recintos o salones exclusivos para una audiencia menor. En este período, pródigo en excelencia, se establecieron las pautas de la gran música universal, en la que intervinieron grandes compositores, la que también llamamos música académica y que aún hoy continúan con absoluta vigencia. Para dar inicio, la pieza escogida fue el Concierto en G Mayor de Antonio Vivaldi. Pocas veces nuestra orquesta guariqueña ejecuta obras de este tipo y fue su presentación una gratísima sorpresa, por la pureza del sonido y la delicadeza de su interpretación. Se continuó con una obra contemporánea del maestro ecuatoriano Arturo Rodas, titulada: Güilli Gu, una sucesión de asonancias llamadas polifonía de masas sonoras. Una música absolutamente experimental que el maestro Carrillo incluyó en el programa para ilustrar al auditorio sobre los diferentes propósitos de la orientación musical. Terminó el recital con una obra fundamental del período romántico, la Sinfonía N º 2 de Johannes Brahms, como explicara el maestro Carrillo y sirviera además para confesarnos su predilección por el autor y la obra. Fue la nombrada pieza la culminación de esa noche especial, que fuera ejecutada magistralmente con el mayor encanto, brillo y que arrancara prolongados aplausos.
El maestro posando con Rebeca, la oboísta de los Calderón recientemente de regreso a la orquesta |
Al finalizar luego del necesario y ceremonial protocolo que guardan estos eventos, llegó el contacto fraterno, amigable y sincero de todos los presentes. Público y músicos se aunaron con el maestro Carrillo en expresivos abrazos y felicitaciones. Una algarabía maravillosa en que se mostraron los más puros afectos y las relaciones sinceras de emoción y amistad. Hubo reiteradas muestras de calidez y amistad que se prolongaron hasta que poco a poco se fue el público retirando, finalizando las manifestaciones de aprecio, hasta que quedamos un pequeño grupo, -en absoluto excluyente- de personas (la mayoría mayores) que queríamos compartir los últimos momentos con el maestro. Así se hizo, él mismo contó algunas anécdotas, recuerdos, experiencias vividas y nos demostró su cariño y amistad. También nos prometió volver más a menudo y nosotros le tomamos formalmente la palabra. Vaya entonces un especial agradecimiento al maestro Marcos Rubén Carrillo Perera por su visita, presentación, cordialidad, afecto y le decimos sinceramente: Vuelva cuando usted quiera maestro, aquí siempre estará su casa…
El Maestro posando con Miguel Angel Nieves y JuanYáñez |
Material gráfico del autor
Lindo artículo, para el día de hoy, algunos años después de esta publicación, lo agrego a una publicación en Facebook, nuevamente recibimos al maestro en San Juan de los Morros.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJuan Yáñez19 de julio de 2019, 17:28
ResponderEliminarSiempre permanece en mis recuerdos estas gratas experiencias que fluyen en la vida como manantiales de suprema pureza. Todo ello permanece en el tiempo y más aún en el "no tiempo" que es infinito. La amistad, el cariño, el compartir, el ser conscientes de que todo es uno nos lleva a la identificación plena con el YO. Un saludo a todos y en especial al Maestro Carrillo quien merece toda nuestro reconocimiento. Hasta siempre maestro y reciba un afectuoso abrazo