Si esto es cierto es muy grave, triste. También es un aberrante y cobarde ensañamiento contra una indefensa mujer...
Será que aquellos que cometen estos incalificables delitos no han nacido en el vientre de una mujer, su madre. Tampoco han amado en su juventud a una novia, nunca tuvieron esposa ni tampoco tienen hijas. No podemos ofender tan gratuitamente a una mujer. Algún día el cielo se nos caerá encima sin remedio. Ofender así, es ofender a Dios sin la menor duda...
ES PREFERIBLE SOPORTAR UNA INJUSTICIA QUE COMETERLA. SÓCRATES
ES PREFERIBLE SOPORTAR UNA INJUSTICIA QUE COMETERLA. SÓCRATES
La violencia  contra la mujer tiene nombre en Venezuela: Juez María Lourdes  Afiuni
Por: Hernán  Papaterra
La  ahora muy conocida juez María Lourdes Afiuni, actualmente confinada en el  llamado Internado Judicial de Mujeres, en Los Teques, estado Miranda,  presuntamente en proceso de enjuiciamiento judicial por desempeño de sus  funciones al frente del Tribunal 31º de Control, en uno de cuyos actos  supuestamente legítimo dictó medida de libertad condicional a favor de un  detenido, víctima presunta de retardo procesal  inexcusable. Al parecer la doctora Afiuni se atuvo a lo dispuesto en el  Código Orgánico Procesal Penal venezolano que establece que un juez puede  revocar unilateralmente una detención y en cualquier momento. 
Lo objetivo del caso Afiuni es el reclamado infamante maltrato al  que viene siendo expuesta, tanto la juez enjuiciada como sus familiares, dentro  y fuera del ente reclusorio, incluso en el Tribunal que lleva su causa,   por parte de diferentes entidades representativas del Estado  venezolano. Trato –maltrato- que representaría un auténtico ultraje a la  Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde uno de  los  considerandos clave establece que “la libertad, la justicia y la paz en el  mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los  derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia  humana”.
Las luchas  reivindicativas de las mujeres siempre han pretendido – y lo han logrado con el  concurso de los hombres- que se les trate como seres humanos, para que se les  respete el pleno reconocimiento de los derechos fundamentales. Es decir, han  reivindicado no ser sometidas a torturas, tratos crueles, inhumanos o  degradantes, a la inviolabilidad en el hogar, a la libertad de expresión y de  opinión, a la integridad física, a la integridad de sus cuerpos; derecho de  participar en la conducción de asuntos políticos, a elegir y ser elegida; el  derecho al trabajo, a condiciones laborales justas y favorables, a un salario  justo, a la seguridad social, a un nivel de vida apropiado, a la educación, a la  cultura.
En el país es notoria ya la existencia de la violencia contra  las mujeres por el propio Estado y la falta de atención sobre el incumplimiento  de los deberes del Estado respecto al tema. La legislación  latinoamericana define como violencia institucional contra las  mujeres “los actos u  omisiones de las y  los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que discriminen o tengan  como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos  humanos de las mujeres así como su acceso al disfrute de políticas públicas  destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes  tipos de violencia”.
El informe “Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en  las Américas” publicado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en  enero de 2007, afirma que “las mujeres víctimas de violencia frecuentemente no  obtienen un acceso a recursos judiciales idóneos y efectivos al denunciar los  hechos sufridos, permaneciendo la gran mayoría de estos incidentes en impunidad,  y por consiguiente quedando sus derechos desprotegidos”
El ensañamiento contra la Juez María Lourdes Afiuni no parece tener  límites. El acoso y vejación es permanente, en opinión de sus abogados y  familiares. El pasado lunes 8 de noviembre 2010, la doctora Afiuni fue  trasladada al hospital Oncológico para hacerse   exámenes que tiene  pendiente. Para el traslado, vigilada por todo un contingente de funcionarios,  le ajustaron las esposas de una forma que le causó daños en las manos, la  llevaron en una camioneta a una velocidad inapropiada, igualmente esposada.  Luego en el consultorio del hospital, los custodios pretendían quedarse para  observar el examen ginecológico, que como se sabe es la realización de la  citología vaginal en la mesa especializada.
Antes  el domingo 7 de noviembre 1010, durante la  visita, los atropellos y acoso contra los familiares de la juez Afiuni habrían  sido  humillantes y desconsiderados. Los enseres, y la ropa que le llevaba   su hija fueron dañados. La  comida contaminada al abrir los  envases y meterle palillos largos, sin ningún tipo de medidas higiénicas. En el  caso de la leche en polvo ésta le fue derramada sobre la ropa limpia teniendo  que llevársela de regreso.
Este 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de  la Violencia contra la Mujer, así declarado por el Sistema de Naciones Unidas.  Es una valiosa oportunidad para renovar el compromiso de luchar por una  vida libre de ataques contra el bienestar físico y emocional de la mujer.  
La situación ignominiosa que sufre la juez María Lourdes  Afiuni en la República Bolivariana de Venezuela es de la misma condición y  naturaleza que vivieron las tres hermanas Mirabal que, finalmente, fueron  violentamente asesinadas en la República Dominicana por su activismo político.  Las hermanas, conocidas como las "mariposas inolvidables" se convirtieron en el  máximo exponente de la crisis de violencia contra la mujer en América Latina,  origen del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la  Mujer.
